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Por qué el machismo sí es machismo aunque niegue serlo
Es la sociedad machista (con sus estructuras, sus valores, sus gustos, sus sistemas de poder y opresión) la que condena cada error, cada fallo que cometen, porque ese no es su sitio. Es el machismo que lanza una mirada condescendiente y paternalista a estas pobres chiquillas, porque no es su sitio, y, de cierta manera, no saben lo que hacen. Es el machismo el que no acepta que unas chicas hagan música y triunfen, porque ese no es su sitio. Y no es su sitio porque son mujeres. Fin de la historia.
Ágata Ahora. En un programa especial por el 8 de marzo de una radio libre amiga (“Bienvenido a los 90’s”, de Radio Utopía) se preguntó a Virginia Díaz (que dirige y presenta el programa 180º de Radio 3), que participaba como invitada: “¿Crees que el machismo influye en las críticas que reciben las Hinds? “No”, contestó. “Si hubieran sido un grupo de chicos se podría haber dado la misma situación.”
Luego, tiempo después, leo un reportaje en una revista online española (¿por qué las Hinds no acaban de triunfar en españa?) una reflexión sobre el tema. El periodista se pregunta: “¿Es la música todavía una industria machista? ¿O simplemente es que nos cabe en la cabeza que exista un buen grupo de rock femenino?”
En el título de este post hago uso de la tautología para poner en evidencia el absurdo del debate. No hay debate. El caso de Hinds muestra, de forma paradigmática, el machismo y la ranciedad de la comunidad de la “música independiente” española. Por supuesto que el rechazo que reciben viene por el hecho de ser mujeres. No hay ninguna duda. ¿O sí?
Sí, claro que te pueden no gustar las Hinds por muchos otros motivos. No es tu estilo, te aburren, no te gustan las voces, su música te parece repetitiva. Pero aquí no me estoy refiriendo a opiniones puntuales, sino de una opinión pública que viene moldeada por los medios de comunicación, pero que a la vez se refleja en estos medios (no tengo claro qué va antes, pero sin duda se retroalimentan). Igual que Julio Iglesias es un señor hortera, bribón y kisch; PJ Harvey una artista de calidad a la que hay que respetar; Savages es un grupo que hay que ver en directo, etc. Opiniones generales. Sobre Hinds, estas son:
- No saben tocar sus instrumentos.
- Pronuncian mal el inglés en sus canciones.
- Son unas pijas.
Son opiniones que comparte gran parte del público/los medios y que además, se defienden sin pudor en voz alta. Solo hay que leer los comentarios de cualquier entrevista que se les haya hecho. Bueno, mejor no leer los comentarios. Nunca. O escuchar a tu alrededor. Hace unas semanas estuve viéndolas en la sala Joy Eslava de Madrid y las únicas valoraciones que escuché a mí alrededor (en boca de mujeres y hombres que habían gastado dinero en ir a verlas) fueron de este tipo: “¿Y eso es un solo?”, “¡Ha sacado una carraca!”, “La batería no sabe lo que hace”. Pero, ¿de dónde viene esta opinión generalizada? La verdad es que sí saben tocar sus instrumentos, pero en cualquier caso eso no es una virtud indispensable para hacer música, ni para triunfar. Hace poco escuchaba una entrevista en El Sótano, de Radio 3, una entrevista a un señor que habría publicado un libro (NPI de música) en el que hacía gala de eso, de no tener idea alguna de tocar instrumentos. Imaginaros a Carlota Cosials haciendo esa misma reivindicación. De cabeza a la hoguera.
No saben pronunciar en inglés. Pues, en fin, qué se le va a hacer. No es su idioma, es normal que no lo pronuncien como si fueran nativas, ¿no? Puede ser cómico en algún momento, pero desde luego no invalida nada. Puedes cantar en idiomas inventados, si quieres, y bueno, pierdes cierta capacidad de comunicación, pero no pasa nada. Así es la música. (Excepto si eres mujer, claro.)
Son unas pijas. Aham. Así que esto es una cuestión de justicia entre clases sociales. ¿Alguien ha pensado cual es la situación económica de los Nastys, los Wallas, los Piquis…? Vale, ese último grupo me lo he inventado. Pero en serio: ¿se debate sobre la pasta que tienen o dejan de tener? No.
En cualquier caso, mi objetivo no era contra argumentar estas críticas (de hecho, yo podría añadir otras) sino entender su origen y pensar qué tipo de política se fomenta con ellas. Y sí, es el machismo. Patriarcado.
Es la sociedad machista (con sus estructuras, sus valores, sus gustos, sus sistemas de poder y opresión) la que condena cada error, cada fallo que cometen, porque ese no es su sitio. Si no, ¿por qué al resto de grupos de esa escena musical se les deja pasar fallos similares? ¿Son Los Parrots tan diferentes? Para que se les deje entrar en el club de los chicos, han de ser virtuosas y perfectas (como hemos de ser SIEMPRE las mujeres en la esfera pública). Courtney Barnett, vale. Courtney Love, no (borracha, yonki, viudanegra, blablá).
Es el machismo que lanza una mirada condescendiente y paternalista a estas pobres chiquillas, porque no es su sitio, y, de cierta manera, no saben lo que hacen.
Es el machismo el que no acepta que unas chicas hagan música y triunfen, porque ese no es su sitio. Y si no ha triunfado toda la fila de señores calvos que tienen por delante, tocando canciones tristes en sus cuartos, ¿Cómo lo van a hacer ellas? Pero… ¡¿qué se han creído?!
Es el machismo el que permite a cualquier señor (que le guste la música, que tenga un grupo, que pasaba por ahí) lanzar una opinión autoritaria sobre el grupo, porque ese no es su sitio. Y sí el suyo. El de todos los señores que estaban ahí antes.
Y amigas, no es su sitio porque son mujeres. Fin de la historia.
“No, pero a mí me gusta x” (x= grupo de chicas, casi siempre de éxito masivo como Runnaways, L7, whatever)
Este argumento me recuerda a otro: “No, pero yo tengo un amigo gay/negro/pobre/gitano”. En la misma línea de la virtud: tú tienes un amigo gay, porque ha cumplido determinadas expectativas o juicios, y le das el honor de ser tu amigo, pese a que sea gay/negro/pobre/gitano. Algo suena regular. Piénsalo.
Estoy muy cansada de este debate falso, de la falta de autocrítica de la escena musical, de la agresividad y violencia de las que son víctima el grupo, que siguen recibiendo mierda con una amplia sonrisa. Porque eso sí, toda esta amargura, se la acaban tragando ellos, los que la vomitan. Ellas cantan, tocan, bailan, y aseguran que “estos son los dos mejores años de nuestras vidas”. Que eso no se lo quite nadie. Larga vida a las Hinds.