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Kartas a Kim #9.1. Imagen e identidad. Apropiación de la imagen. Ft Paula JJ (Dúo Divergente)
Ágata Ahora. En La chica del grupo Kim Gordon habla en numerosas ocasiones sobre su imagen; a veces desde un punto de vista crítico, sabiendo el peso excesivo que se le otorgaba desde fuera, y otras de forma más confesional o autoreflexiva, narrando como la percibía ella. Empezamos pues un bloque de cartas dedicadas a la imagen, a la estética, a los cánones… y a la manera de subvertirlos. Para ello rescatamos esta carta publicada en el fanzine Sisterhood #2 Belleza, protagonizada por Paula Yei Yei (en ese momento de Dúo Divergente, ahora de las aun cuasi-secretas Las Odio). Con ella nos preguntábamos: si la mujer música es considerada un objeto de contemplación, ¿es posible ir más allá de la primera subversión de la mirada hegemónica (negarlo: NO, no lo somos) y apropiarse de la imagen y convertirla en un mensaje artístico propio? Buscamos estrategias para hacer nuestros nuestro cuerpo y nuestra belleza sobre el escenario. Convertirlos en otro campo de batalla.
“La mirada hegemónica es tan limitada que existen infinitas maneras de transgredirla”
Querida Kim,
El asunto de la imagen me resulta delicado. Yo, como música, no he conseguido sentirme del todo tranquila al respecto, encontrar el equilibrio entre “me estoy arreglando demasiado” y “esta ropa no dice nada”; entre querer provocar y evitar distraer del mensaje meramente musical. Ahora, aquí en Sisterhood #2 Belleza, también veo peliagudo hablar de ello sin caer en la frivolidad. Como público es complicado no prestar demasiada atención a esto. Más, cuando la persona sobre un escenario es una mujer: es muy guapa; uh, qué falda más chula; me gusta la parte de arriba, pero creo que esos zapatos no pegan nada… Sin embargo, es posible abrir vías alternativas que conduzcan a otras cosas. Por ejemplo, integrar la imagen corporal en un discurso estético propio, sin que eso limite tu desarrollo como música. Una evidencia a nuestro favor es Paula Yei Yei.
Paula Yei Yei es la mitad del Dúo Divergente. Suyas son las letras delirantes (que lo mismo hablan de unas vacaciones erráticas en Tijuana como de la cultura postmoderna), las voces y los bailes. Hoy hablamos, sin embargo, de la componente estética: en su caso, una potente imagen mod, que refuerza el retrofuturismo del proyecto. Lo hacemos a partir de la siguiente cita de tu libro:
“Cuando Sonic Youth daba sus primeros pasos, hice un verdadero esfuerzo por tener un aspecto más punk, para eliminar cualquier elemento que pudiera recordar al aspecto y la feminidad de una chica de clase media del oeste de Los Ángeles. Al principio, cuando acababa de llegar a Nueva York, Phys Chatham siempre me decía <<¿Sabes qué, Kim? Siempre parecerás de clase media>>. Insinuaba que, para ser más punk, uno tenía que ser de algún modo más feo, como si el hecho de parecer un perdedor le dotara a uno de cierta autenticidad. Lo que Rhys quería decir, creo, es que yo era quien era” – Kim Gordon, La chica del grupo (Editorial Contra, 2015).
Pregunta: ¿Cómo crees tú que podemos apropiarnos de nuestro aspecto y escapar de la mirada impuesta, como dice Kim, ser quién somos?
Respuesta: La mirada hegemónica es tan limitada que existen infinitas maneras de transgredirla. Para conseguirlo, puede ser muy útil desafiar de algún modo el canon estético establecido. En mi caso, disfruto llevando minifaldas, gogo boots, medias de rejilla… y luego voy sin depilar. Es una forma sencilla de crear un cortocircuito en las expectativas de la mirada más conservadora y convencional. Pero esta es mi forma, cada una debe encontrar la suya. Si es que le interesa, claro. Lo importante es ser tú misma.
P: Y desde el otro lado… ¿hasta que punto seguimos perpetrando el peso de la imagen como público?
R: A mi me pasa un poco al revés. Creo que las feministas nos forzamos a valorar menos los aspectos estéticos en las músicas, precisamente por intentar compensar la presión a la que estamos sometidas desde la mirada patriarcal. Entiendo los mecanismos que nos llevan a ello, pero me niego a dejar de valorar la estética de las artistas que me apasionan por hacerme responsable de los errores ajenos. Creo que la imagen y la sensualidad son dos componentes muy importantes en el rock, por eso no debemos negarlos, sino apropiarnos de ellos y manejarlos a nuestro antojo, como músicas y como espectadoras.
La imagen y la sensualidad son dos componentes muy importantes en el rock, por eso no debemos negarlos, sino apropiarnos de ellos y manejarlos a nuestro antojo
P: Sin embargo, en las dos primeras portadas de Dúo Divergente no salían vuestras caras, ¿por qué?
R: Quisimos huir del excesivo peso que tiene la imagen individual en la cultura del yo en la que estamos todos metidos, que en la música se acusa especialmente. Aún hoy nos incomoda un poco toda la parafernalia de las fotos preparadas, los videoclips y en general los paripés que tienen como finalidad promocionar la música. Admiramos el trabajo de mucha gente que se dedica a eso, pero es algo que nos sigue costando.
P: Y ya en el directo, ¿qué tipo de dilemas o reflexiones te han surgido al plantearte el arreglarte o no arreglarte?
R: Mi principal duda puede que suene tonta: a lo que más vueltas le doy es a los pelos. Como no me depilo las axilas, al elegir la ropa para cada concierto siempre me planteo si voy a querer que se vean o no. La decisión suele depender del contexto, del tipo de público que esperamos, del humor en que me encuentre… Creo que cada gesto tiene un significado, más si transgredes con lo que se espera de ti como mujer, por eso le doy tantas vueltas a nimiedades como esta. Quiero estar segura de que el mensaje que estoy mandando al público se corresponde con lo que considero positivo o acertado.
P: Y… ¿Qué conclusiones has sacado?
R: Que lo más importante es confiar siempre en el propio criterio y ser tu misma, sin miedo a defraudar a las miradas ajenas. Una vez que has reflexionado sobre la imagen que quieres proyectar en el escenario, cualquier decisión que tomes será acertada.
P: Y tú… ¿qué imagen quieres proyectar? ¿Cómo vives el peso que tiene?
R: Yo disfruto con la provocación, porque soy bastante exhibicionista. Pero más allá de esta condición particular, creo es un tema conflictivo para cualquier mujer que se suba al escenario; sobre todo si el resto de elementos del show quedan eclipsados por los juicios sobre tu físico. Esto es algo muy desagradable que con Dúo Divergente, por suerte, solo nos ha ocurrido en una ocasión, en la que acabamos tarifando con parte del público. Es importante dar respuesta a este tipo de conductas negativas, para evitar que se repitan y reproduzcan en el futuro.
No quiero adherirme al discurso postfeminista de “me empodero con tacones” pero arreglarme antes del concierto se parece mucho a un ritual, una forma más de darle importancia y peso al evento
P: ¿Qué valor le das dentro de tu propuesta en el directo?
R: Sentirme guapa y favorecida hace que me encuentre más segura sobre el escenario. Con esto no quiero adherirme al discurso postfeminista de “me empodero con tacones” que da todo el asco, ojo. Arreglarme antes del concierto se parece mucho a un ritual, una forma más de darle peso al evento, como cuando te preparas para ir a una fiesta. Luego está el tema de “vestir bien”, que para mí va mucho más allá de llevar ropa bonita. Eso lo puede hacer cualquiera con dinero, no tiene ningún mérito. Para vestir bien es necesario tener una ética del consumo, cambiar ropa con las amigas en vez de comprarlo todo, ir a las tiendas de barrio, a las de segunda mano, no gastar cantidades desorbitadas por una prenda de marca… además de una reflexión crítica sobre los parámetros de la moda que nos vienen impuestos cada temporada. A todo esto sí que le doy mucha importancia, arriba y abajo del escenario.
P: En general, el proyecto Dúo Divergente tiene una estética muy cuidada: ¿de qué manera?
R: Ya éramos así antes de tener el grupo, el estilo sesentero es la parte más visible de nuestra filosofía de Vida Total mod: “clean living under difficult circumstances”, que decían ya en los 60. Esto acaba contagiando también a la banda, las portadas…. Por otro lado, no creo que cuidemos la estética ni más ni menos que cualquier otra banda, solo que en la nuestra se nota más la mano. Esto se ve muy claro en el fragmento anterior de La chica del grupo: Kim se curraba mucho la construcción de su imagen punk para conseguir aparentar lo que quería. El estilo descuidado es una opción estética tan construida o espontánea como lo pueda ser el jevi, el mod o el punk, aunque muchas veces nos pase desaparcebido.
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Kartas a Kim es un diálogo ficticio con Kim Gordon (Sonic Youth, Body/Head) a través del libro La chica del grupo (Editorial Contra, 2015). Nos preguntamos: ¿Qué significa para Kim Gordon ser la chica del grupo? ¿Cómo ha sido la vivencia de una de las grandes estrellas del rock alternativo de los 90? ¿Nos dice eso algo sobre el panorama general? Puedes leer más kartas en sisterhoodmadrid.es.