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Básicos del Feminismo II Sororidad

¿Sabes lo que significa sororidad? ¿no? Tranquila, el feminismo está lleno de palabros que no siempre conocemos. Por eso hemos creado esta sección de vídeos que ilustran con elegancia algunos conceptos que nos servirán para describir lo que nos rodea. También puedes encontrar Básicos del Feminismo en los fanzines Sisterhood en formato fotonovela.

 

Básicos del feminismo – Sororidad from Sisterhood Madrid on Vimeo.

Segunda entrega de Básicos del Feminismo, el videozine que destripa los palabros de nuestro diccionario feminista.

“Somos un grupo de música y de amigas a la vez”. Entrevista a Rombo.

Por primera vez, las Sisterhood contamos con un grupo de fuera de Madrid en nuestra programación. Ellas son Rombo, banda puntera de la escena underground de Barcelona que acaba de petarlo en recientes festivales como el Primavera Sound (Barcelona) y el Minipop (Tarragona). Su debut en los escenarios madrileños tendrá lugar el 13 de junio -bien arropadas por Agnes y Difunta Calva– en la noche de conciertos que hemos preparado para la presentación del nuevo fanzine Sisterhood #2 Belleza. Aprovechando los emails de preparativos de su próxima visita, les hemos mandado unas preguntas sobre música, feminismo y modelos de belleza, que amabilísimamente nos han contestado Clara, guitarra y voz, y Núria, teclados.

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Pregunta: ¿Desde cuándo lleváis tocando juntas como Rombo? ¿Cómo empezó todo?

Núria: ¡Precisamente este 13 de junio será el tercer aniversario desde que surgió la idea! El primer ensayo fue al cabo de un par de meses. Empezó cómo una broma: un colega muy melómano, que también tiene un grupo, nos dijo que teníamos que formar uno y se pasó unas semanas insistiendo hasta que decidimos quedar para ensayar y ver qué salía. Fue tan divertido y nos lo pasamos tan bien que decidimos quedar cada miércoles para ensayar. Y Clara, que es una motivada, empezó a esbozar canciones y hasta la fecha.

P: Hemos visto en alguna entrevista os definíais como asamblearias. ¿Esta forma de trabajo la aplicáis en la toma de decisiones sobre la banda? ¿También a la hora de componer? ¿Qué tal os funciona?

Clara: Bromeamos sobre lo de asamblearias porque a veces somos un poco plastas y lentas, pero es totalmente así. Intentamos tener en cuenta la opinión de todas. ¡Por algo somos un grupo! Nos han dicho que las bandas que funcionan mejor son las que hacen precisamente todo lo contrario, cuando hay alguien que coge las riendas y decide. Pero somos así y no vamos a cambiar, es lo que nos parece mejor. Respecto a las canciones, yo las escribo, pero si tiran adelante o no se “vota” en el ensayo.

Núria: Es asambleario de un modo bastante visceral, no podría ser de otro modo, porque somos un grupo de música y de amigas a la vez. Tiene que molarnos casi todo a casi todas, se cede cuando toca, hay quien es más insistente… etc., pero todo se habla, porque si no acaba saliendo por otro lado y hay que acabar hablándolo tarde o temprano.

P: ¿Cuáles son vuestras principales influencias cuando hacéis canciones?

Clara: Supongo que te influye todo lo que te gusta o has escuchado mucho, pero siempre me cuesta decirlo. Por citar algunos, Nico, Los Planetas, Slumber Party. Últimamente estoy viciándome mucho al disco ‘Last Splash’ de las Breeders.

Núria: En cuanto a los teclados, en algún tema hay influencia e inspiración de Comet Gain.

P: Escuchando vuestras letras se aprecia que el feminismo está presente, aunque no seáis explicitas ni utilicéis la palabra que empieza por F. ¿Es algo premeditado?

Clara: Las letras que se pueden leer como feministas nos salieron casi por necesidad y no por una voluntad expresa de protestar, aunque lo estábamos haciendo sin saberlo. Creo que esto es lo que nos distancia de ser riot grrrls, la intención. Simplemente hablamos de cosas que nos pasan o que vemos. Supongo que lamentablemente vemos desigualdad de género, de la misma manera que vemos amores que terminan -por decir otro tema del disco- y sale todo en forma de canción.

A medida que te encuentras con comentarios muy imbéciles y retrógrados, tomas más conciencia de la situación y te vuelves más feminista

P: Somos conscientes de que a un grupo de tíos no se le plantean este tipo de cuestiones. No obstante, creemos que el contexto feminista obliga a preguntaros: ¿por qué formasteis una banda exclusivamente femenina? ¿Casualidad? ¿Voluntad? ¿Necesidad?

Clara: Hicimos el grupo un poco por azar y para divertirnos. No había trasfondo reivindicativo de género al principio. Lo que pasa es que después, a medida que te encuentras con comentarios muy imbéciles y retrógrados, tomas más conciencia de la situación y te vuelves más feminista. Creo que como grupo nos ha pasado un poco esto.

P: ¿Qué tal os sentís como mujeres que hacen música en la escena underground de Barcelona? ¿Existen en la ciudad iniciativas feministas que promuevan la implicación femenina en la música?

Clara: Pues cuando entras en la escena más independiente te das cuenta de que hay muchas chicas tocando en los grupos. Muchas más que en el mainstream o en la música más mayoritaria, donde se estilan más los grupos de chicos y la presencia femenina queda más relegada a las cantautoras. No entiendo por qué sucede esto. En cuanto a cómo nos sentimos en este entorno, nos han tratado siempre estupendamente y estamos tocando mucho, así que estamos muy contentas. Pero sí hemos recibido críticas muy machistas de anónimos en foros por no saber tocar y nos han juzgado en función de los tíos a los que nos hemos follado, lo que nos parece el colmo. Pero esto no procedía precisamente de la escena “underground” de Barcelona, sino de otros sitios.

El porcentaje masculino de promotores, managers, técnicos, gente encargada de producción es casi del 100%.f

Núria: Iniciativas feministas que promuevan la implicación femenina en la música las hay, como La Dinamitera, que es un festival de arte que promueve el arte femenino, música incluida. Pero exclusivamente de música y feminista pocos. La verdad es que el mundo de la música es un poco como un campo de nabos. El porcentaje masculino de promotores, managers, técnicos, gente encargada de producción es casi del 100%. Hace unas semanas coincidimos con una mujer regidora y ella misma nos dijo que la hacía mucha ilusión encontrarse con un grupo de chicas, que era muy poco habitual. Y el sentimiento era completamente mutuo. Por no decir el día que nos encontramos a una mujer de mediana edad técnica de sonido… ¡Fue un gustazo!

P: Rombo estaréis tocando en Madrid el día 13 de junio con motivo de la presentación de la segunda entrega del fanzine Sisterhood. El tema central del nuevo número es la belleza. Por eso, nos interesa saber qué peso tiene para vosotras la imagen al subir al escenario.

Clara: Yo me maquillo un poco y me pongo ropa que me gusta, no muy distinta de la que llevo en mi día a día. Pero tampoco me obsesiono ni me limita de ninguna manera a la hora de actuar. Si lo hiciera, mal iríamos.

Núria: Somos bastante descuidadas por lo que a este tema respecta. Yo a veces llevo una sudadera y otras vestidito y tacones. Nos gusta ir “monas” pero igual que cuando salimos o vamos a cenar con los colegas. Digamos que somos bastante naturales y de hecho es un tema que hemos hablado muy poco entre nosotras. Personalmente, me gusta cuando un grupo tiene una estética cuidada sobre el escenario, pero que me transmita personalidad y valores que aprecio, no los típicos y aburridos cánones de belleza.

Rombo estarán tocando en la Sala Maravillas el día 13 de junio, dentro de la presentación del fanzine Sisterhood #2 Belleza, junto a Difunta Calva y Agnes. Precio: 6/10 e (sin/ con consumición). A partir de las 21:00. https://www.facebook.com/events/577834269023761/

https://rombo.bandcamp.com/

Estreno del documental She’s Beautiful When She’s Angry y conciertos de Rombo, Agnes y Difunta Calva el próximo fin de semana en Madrid

Sisterhood dedica su segundo fanzine a la deconstrucción de la belleza y lo presenta en dos días de actividades

12 de junio. Presentación del fanzine Sisterhood #2 + Proyección del documental She’s Beautiful When She’s Angry, inédito en Europa, en el Cine Doré

13 de junio. Celebración / Conciertos en la Sala Maravillas. Rombo (Barcelona), por primera vez en Madrid, Difunta Calva, de estreno, y Agnes (Madrid)

 

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Frente al bombardeo continuado de un único modelo de mujer, el fanzine Sisterhood #2 Belleza nace como una anti-revista de belleza. ¿Qué sentido tiene que todos los cuerpos sean iguales? ¿Qué necesidad de que lo bello apriete, duela y retuerza? En este segundo número de nuestro fanzine Sisterhood trituramos la idea de belleza para convertirla en confeti multicolor: 20 piezas que, desde la fotografía, el ensayo, la entrevista, la ilustración y la poesía abordan el concepto desde diferentes perspectivas.

El ejemplar en papel (radiante-brillante) se presentará y se distribuirá el 12 de junio a partir de las 20:00 en el Cine Doré, junto a la proyección del documental Beautiful When She’s Angry. Esta cinta, inédita en Europa y traducida para la ocasión por Sisterhood, es una oda a las mujeres que participaron en los movimientos feministas del año 1966 al 1971 en Estados Unidos. Bellas son las guerreras: las feministas radicales / Kate Millett / el colectivo WITCH (Women’s International Conspiracy from Hell!) / nuestras abuelas.

Bellas son las ruidosas

El 13 de junio sigue la romería feminista con conciertos en la Sala Maravillas desde las 21h.

Rombo, por primera vez en Madrid, presentarán su primer disco homónimo (Indian Runners, 2015); Difunta Calva se estrenan mundialmente y Agnes seguirán mostrando las canciones de su primer disco, Accidentes Geográficos (Ruido Sisterhood, 2015). Baile bello para dar la bienvenida a coro al segundo número de nuestro fanzine, para encontrarnos, para celebrar por celebrar.

maxresdefaultMás información:

She’s Beautiful When She’s Angry (Es bella cuando está enfadada, Mary Dore, 2014). Documental. EE. UU. B-R. VOSE. 92′

Cine Doré (Calle de Santa Isabel, 3, Madrid), Sala 2, 20h
Precio: 2’50 €/ 2 € (reducida para estudiantes).
“El documental captura la emoción, la electricidad, el humor y el poder de las mujeres, que se dan cuenta de que no están locas: el sistema es la locura. A medida que muestra la toma de conciencia y el activismo de las mujeres de la década de los sesenta y principios de los setenta, Mary Dore contagia la revolución a las jóvenes que están tomando conciencia y encabezan el activismo ahora.” (Gloria Steinem)

Conciertos: Rombo, Difunta Calva, Agnes.

Sala Maravillas (Calle de San Vicente Ferrer, 33 Madrid)
Apertura de puertas 21h
Precio: 6 € sin consumición / 10 € con dos consumiciones.

Rombo. https://rombo.bandcamp.com/
Rombo recuerda a muchas cosas y a nada a la vez. Acaban de publicar un disco con su nombre y tocarán por primera vez en Madrid. Ellas son Anna Bosch (batería), Núria Curran (teclado), Montse Martín (bajo y voces) y Clara Molins (guitarra y voz). Sus letras hablan de amor y desamor, pero tampoco ahorran críticas y alguna ironía: a veces divertida, otras con más mala leche.

Difunta Calva. https://www.facebook.com/calvadifunta
Difunta Calva es un proyecto por el momento casi secreto y que se dará a conocer el próximo 13 de junio en la fiesta Sisterhood. El trío, formado por ex-componentes de las míticas Yocasta, han estado preparando su repertorio en el espacio Vaciador 34 y, hasta el momento sólo conocemos  su rider –batería, órgano, guitarra, clarinete y voces– y el esbozo de alguna canción. Esperamos algo entre el post-punk menos acomodado y el folk espectral, cambios de instrumentos entre ellas, voces cruzándose; quedarnos con las bocas muy abiertas.

Agnes. http://agnesagnes.bandcamp.com/
Agnes es un grupo de post-punk folklórico de Madrid y un conjunto humano (Ágata, Elia , Raúl, María y Marta) que comparte afectos e inquietudes. Es un proceso de descubrimiento, de empoderamiento, de deconstrucción/construcción, de cambio, de comunicación, de placer y alegría. Su recién estrenado disco en formato fanzine Accidentes Geográficos ha sido publicado por Ruido Sisterhood, el sello discográfico de Sisterhood.

Kartas a Kim #5.2: La grosería de la chalada

Ágata Ahora. Buscar el límite, en la creación, en el discurso, en la vida, puede llevar a caminos torcidos. El artista atormentado ¿también puede ser mujer? Y el público, ¿cómo recibe su voz perturbada? Somos capaces de pasar por encima de los síntomas de una esquizofrenia medicada de Daniel Johnston y quedarnos con lo que realmente importa –su música, sus canciones-, pero mientras tanto, a muchos les aterra hasta la parálisis el nerviosismo y la inseguridad de Cat Power. La loca es una de las groseras más aterradoras.

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Cat Power en la gira de Sun, su último disco

 “Culturalmente, no permitimos que las mujeres sean tan libres como estas quisieran, porque es algo que da miedo. A esas mujeres o bien las evitamos o las tenemos por locas. Las cantantes que se obstinan en llevar las cosas al límite no suelen durar demasiado tiempo. Son ráfagas, relámpagos, cometas: Janis Joplin, Billie Holiday. Pero ser esa mujer que traspasa los límites significa que, además, introduce aspectos menos deseables de sí misma. Al fin y al cabo , lo que se espera de las mujeres es que sustenten el mundo, no que lo aniquilen. Por eso Katlheen Hanna de Bikini Kill es tan grande”

Hola Kim,

Te vuelvo a escribir a raíz del párrafo anterior, porque el tema que tratas (las mujeres que traspasan las fronteras de lo deseable, las groseras) tiene muchas implicaciones. Hoy me gustaría centrarme en las que desafían la normalidad de la forma más radical: en sus cabezas. En tu libro tratas el tema de la enfermad metal hablando de tu hermano, de su esquizofrenia. Planteas cómo eso te marcó también a ti, pero no lo tratas en relación con la mujer creadora. Yo creo que es una cuestión sustancial, y te propongo que la consideremos juntas en este carta: ¿qué pasa si la chica del grupo además está chalada?

Para el sistema normativo las locas son aterradoras: cuestionan no solo el comportamiento acordado, sino incluso la percepción de la realidad. Y… ¿qué pasa en el arte, que se supone que transcurre en los límites? No pretendo banalizar, ni idealizar, ni universalizar las enfermedades mentales y la realidad de las personas que las padecen y de su entorno, pero me parece interesante considerar esta cuestión en relación con la música (donde la excentricidad puede llegar a ser un valor), y con perspectiva de género porque, así en general, me chirría mucho la diferencia de tratamiento de los trastornos mentales de los artistas en función de su género. Creo que reponde a lo mismo que hablábamos en la carta anterior, al fenómeno que describes en el párrafo señalado de tu libro: evitar (por decirlo suavemente) a las mujeres que llevan las cosas al límite, a las que hemos llamado las groseras. Al final, la locura supone una forma de grosería, del que no sabe estar, no sabe ser. Es, por tanto, es un rol no deseable en las mujeres y condenado:

“(…) el heteropatriarcado [les] tiene reservado un lugar especial en su infierno social, el de la broma de casino, barra de bar y sobremesa familiar. Broma y violencia verbal, la salita de estar de la violencia física”, decía Palomitas en los Ojos.

El discurso mediático sirve poner en marcha estos mecanismos y recordarnos cuál es el lugar de cada una (y cada uno). Para mostrarte el doble rasero al que me refiero, voy a usar dos casos paradigmáticos de majaretas de la música independiente: Daniel Johnston y Cat Power. Ambos artistas han afirmado paceder trastornos mentales: Daniel Johnston esquizofrenia (ahora medicada y mediática tras el fabuloso documental “El Diablo y Daniel Johnston“), y Cat Power ha reportado varios brotes psicóticos y su ingreso en clínicas psiquiátricas, a raíz de su alcoholismo y del agotamiento mental. Amb*s siguen sus carreras, sacando discos y dando conciertos. Power, apenas lanzó su último disco, mandó el siguiente comunicado: “Me puse enferma al día siguiente de que mi disco saliera, y he estado luchando por mantener en equilibro mente, espíritu y salud. Estoy haciendo todo lo que puedo. Amo este jodido planeta y me niego a darme por vencida”. Luchando, llegó de gira de presentación a España a finales del año pasado. Esta fue la impresión de la crítica:

Dejando constancia de cierta inseguridad y un nerviosismo que se manifestaba en un constante movimiento del soporte de micro, como si no acabara de encontrarse cómoda ni con la situación, ni con su propia forma de manifestarse. Parecía que todo pendía de un finísimo hilo que podía romperse en cualquier momento y finalizar, como en otras ocasiones, en una poco alentadora tragedia.” (“Pendiente de un hilo”, crónica del último concierto de Cat Power en Barcelona en Mondosonoro).

A mi, en la fecha de Madrid de esa misma gira, la actuación de Cat Power me llegó de forma profunda y transcendente. Pero también tengo que decir que percibí en varios comentarios (de mi grupo de amigas, del público) la tensión que relata el redactor de la revista. Y, por momentos, la sentí (sin añadir ni una gota del paternalismo ni del desprecio que incorpora la crítica, claro). En los días posteriores estuve pensando sobre ello y creo que se debe a que, efectivamente, presenciamos una situación anormal. Cat Power rompe las reglas sobre el escenario y le daba igual agradar con su presencia femenina (escupía, se movía nerviosa, carraspeaba, hablaba entrecortada). Se centró en transmitir su música, que llegaba nítida, brillante, emocionante, a través de su cuerpo embarazado, torpe e inseguro. ¿Pudieron estas circunstancias hacer de barrera –por lo visto, casi infranqueable- con su público?

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Daniel Johnston

Sin embargo, al hablar del último concierto de Daniel Johnston en Madrid, el tratamiento de su enfermedad es otro, más positivo, como una historia de superación, casi heroica:

Durante los tres primeros temas, la estampa del californiano aporreando su instrumento y balbuceando era -por decirlo suavemente- rara. (…) Pero entonces entró la banda de acompañamiento y la cosa mejoró. Bastante. “Love Not Dead” sonó limpia y potente, y con ella el mito entró en ritmo. Empezaron a sucederse entonces los versos románticos de sus preciosas composiciones. Los Don’t forget me, los I love you, o el genial Happy ending to my soul de “Silly Love”. Momento de vítores y emoción. Momento de comenzar a despejar la incógnita. Incluso el temblor de las manos de Johnston parecía remitir conforme nos regalaba algunas de sus canciones más populares” (“Daniel Johnston, a despejar la incógnita”, crítica de la visita de Daniel Johnston a Madrid en 2012).

Yo vi un par de días después a Daniel Johnston en Valencia. Me gustó el concierto, lo viví como un momento histórico y de nostalgia, pero me costó mucho despegarme de la enfermedad del cantautor, y no prestar atención a sus manos temblorosas –que apenas le permitían tocar la guitarra–, a su voz infantil y pastosa, a sus comentarios desorientados… Sin embargo, en prensa –y de nuevo, como eco en la sala, entre mis amigas– el relato del concierto Daniel Johnston es épico: el héroe sale victorioso, no solo él, sino todo el público, que se eleva triunfante por encima de su enfermedad para llegar al núcleo verdadero del artista/creador. Sí, al principio apenas se distinguían los acordes, pero… ¡qué buenas son sus canciones!

El loco fascina/enternece, la loca fastidia/estremece. La loca es grosera, ya que al pervertir la pátina exterior y, por tanto, no ser directamente un objeto de deseo, les ha defraudado. No son capaces de ir más allá porque, quizás, no consideren que haya nada más que valorar. Si solo es una chica guapa que está sobre el escenario, y deja de serlo, entonces no es más que un fantasma pavoroso. No merece ninguna tregua.

Bullshit. Merece corazones temblorosos, ojos abiertos y aplausos mayúsculos. Por su música. Y por su valentía de querer seguir compartiéndola, por encima de las dificultades. Como escribía Carlos Bouza en Píkara (siempre contrarrestando para BIEN):

Pudo haber entrado en la leyenda negra del pop, esa que se alimenta de existencias envueltas en sombras, finalmente truncadas. Pero ella eligió pelear, documentando su lucha en un puñado de discos que son un canto a la redención. En la portada de uno de ellos, dos guantes de boxeo penden de un colgante, listos para reposar sobre su pecho. Nadie como Cat Power para exhibir el trofeo”.

Kartas a Kim es un diálogo ficticio con Kim Gordon (Sonic Youth, Body/Head) a través del libro La chica del grupo (Editorial Contra, 2015). Con un té de ginseng en la mano, nos centramos en la relectura con perspectiva de género de sus experiencias en la música independiente desde los 80, y tratamos de responder preguntas como: ¿Qué significa para Kim Gordon ser la chica del grupo? ¿Cómo ha sido la experiencia de una de las grandes estrellas del rock alternativo de los 90? ¿Nos dice eso algo sobre el panorama general?

“Vivir y hacer música siendo mujer siempre se reduce únicamente a ser mujer. ¿Por qué?”

Entrevista a Hanin Elias (ex Atari Teenage Riot)

Elia M y Ágata AhoraHanin Elias, fundadora de Atari Teenage Riot, visita por primera vez España para presentar su proyecto en solitario. Será el sábado 9 de mayo en la sala Maravillas, en un cartel compartido con Vadim Tudor y Super Busty Samurai Monkey, organizado por Indypendientes. Elias ha sido un referente dentro de la escena del hardcore electrónico en Berlín desde los años noventa. Además del activismo feminista que practica encima del escenario, también puso en marcha un sello (Fatal Recordings) exclusivo para mujeres. Esta vez viene acompañada de la DJ danesa That Fucking Sara. Hemos tenido la oportunidad de entrevistarla por correo electrónico.

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En Brasil, me tiré al público y un tipo me agarró entre las piernas al pasar sobre él. Tuve que pegarle con el micrófono y vino la ambulancia otra vez…

¿Cómo vives el directo?

Los conciertos siempre suponen un desafío para mí. Para empezar, me pongo muy nerviosa en el escenario. Es una interacción tremenda con el público, y recibo de vuelta mucha de la energía que doy. Vivo los conciertos como un alivio y creo que son algo muy hermoso.

¿Qué es lo mejor que te ha sucedido en un concierto? ¿Y lo peor?

En la época de Atari hubo conciertos muy locos, como una vez que el escenario se rompió bajo nuestros pies porque se había subido un montón de gente. Unos chicos se hicieron heridas en las piernas y hubo que sacarlos de allí en ambulancia. Otra vez, en Brasil, me tiré al público y un tipo me agarró entre las piernas al pasar sobre él. Tuve que pegarle con el micrófono y vino la ambulancia otra vez… Y otra vez, en Perth (Australia), me desmayé por el calor y me rompí un diente. ¡Hay mil historias!

La industria musical se encuentra en constante cambio. ¿Cómo describirías la evolución desde la época de Atari Teenage Riot en los noventa al momento actual con tu proyecto en solitario?

A veces me agota todo. Me autofinancio todos los discos, luego los saca un sello que se lleva el 80 % de los ingresos, tienes que firmar contratos cediendo todos los derechos…

¿Crees que tienes más control sobre tu carrera musical?

Hoy en día, puedes editar tu propia música, pero luego tienes que costear la promo, pagar a las sociedades de gestión de derechos y correr con todos los gastos. La gente espera que pongas tu música gratis en internet, pero se tarda tanto en hacer un disco…

La gente espera que pongas tu música gratis en internet, pero se tarda tanto en hacer un disco…

¿Se puede vivir de la música hoy en día? ¿Merece la pena?

Jajaja, en este momento tengo que decir que ¡“no”!

El hecho de vivir y hacer música siendo mujer siempre se ve reducido únicamente a ser mujer.

¿Te consideras feminista?

Sí.

¿Qué impacto tiene ese posicionamiento político en tu propuesta artística?

El hecho de vivir y hacer música siendo mujer siempre se ve reducido únicamente a ser mujer. ¿Por qué?

¿Crees que el feminismo está imponiéndose de nuevo (o más bien por fin), o la sociedad patriarcal aún domina el mundo de la música?

Todavía queda mucho camino por recorrer.

Pero he descubierto que la mujer cabreada con el hombre también es una fantasía sexual. Yo solo quiero ser auténtica y atraer a la gente a mi mundo.

¿Es posible apropiarse del valor artístico que parece tomar el aspecto en el escenario para dominarlo como un elemento más del mensaje propio?

Si consigo fundirme con la música en el escenario desaparezco para mí misma, pero sé que aún estoy ahí para el público. Creo que si haces lo que quieres, ojos que no ven, corazón que no siente.

¿Qué mirada crees que recibes de tu público? Y, ¿cuál devuelves?

Depende de qué hable la canción. Yo creo que devuelvo mucho enfado al público, sobre todo al público mayoritario que quiere que tenga un aspecto determinado o que me comporte de una forma concreta. Pero he descubierto que la mujer cabreada con el hombre también es una fantasía sexual. Yo solo quiero ser auténtica y atraer a la gente a mi mundo. Sentir que alguien se identifica contigo en un momento preciso es una sensación increíble.

Os devuelvo la pregunta: ¿qué seríamos las mujeres sin la mirada del hombre?

Libres. Sin lugar a dudas seríamos más libres.

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Concierto Hanin Elias + Super Busty Samurai Monkey + Vadim Tudor
Sábado 9 de Mayo 21:30, sala Maravillas Club
10€ Anticipada / 14€ Taquilla.
Organiza: Indypendientes.

 

Entradas anticipadas:

https://www.ticketea.es/hanin-elias-atari-teenage-riot-en-madrid/
http://entradium.com/entradas/hanin-elias-atari-teenage-riot-vadim-tudor
Rara Avis
Escridiscos
Libreria La integral

Más información:

http://www.discogs.com/artist/8472-Hanin-Elias
http://www.discogs.com/artist/6930-Atari-Teena
http://www.discogs.com/label/20121-Fatal-Recordings
http://www.discogs.com/label/20121-Fatal-Recordings
https://www.facebook.com/haninelias.official

https://www.youtube.com/user/HaninEliasOfficial
https://www.facebook.com/thateffingsara

Kartas a Kim #3.3. Barreras y asedio. Sí, este también es nuestro sitio. Ft: Sandra Bueno

 Entrevista a Sandra Bueno, batería, antropóloga, historiadora, poeta y otros.

“Nunca me he sentido coartada a la hora de tocar, mi hermana también tocaba en grupos con otras chicas, así que no me parecía raro, ¡lo normal para mí era ver bandas con mujeres! Soy una suertuda, ¿no?”

 

Sandra on fire

Sandra on fire

Ágata Ahora. Aunque “La batería sea un instrumento de chicos”, “una chica no tenga el mismo flow tocando que un chico”, o, “ui, eres muy pequeña, no vas a tener fuerza para tocar” Sandra Bueno (Agnes, Señorita Uva, Belga) lleva ya años haciendo música y disfrutando. Tuvo la suerte de contrarrestar esos comentarios de personas aleatorias, que creen tener derecho a opinar sobre tu destreza como batería o sobre tu grupo, con el modelo de su hermana y de otras amigas músicas. En esta carta a Kim reflexionamos alltogether (San, Kim y yo) sobre esta y otras dinámicas machistas que se reproducen en la música independiente y que siguen dejando a otras tantas tías fuera, y las estrategias para vencerlas.

Hola Kim,

Te quiero presentar a la persona que se va a colar en nuestra correspondencia de hoy, SANDRA BUENO/ AGNES, FLOR DE CALABAZA, SISTERHOOD.sandrahoyueloSandra Bueno empezó a tocar en grupos cuando era bastante pequeña. Tocaba la batería, pero legalmente no podía entrar en los bares donde daba conciertos con su grupo, Belga. Entonces no sintió que nada más que la barrera de la edad la dejara fuera. Siguió tocando, después con Señorita Uva, y más tarde con Agnes. Entonces empezó a ver que a su alrededor no eran tantas las chicas que tocaban, muchas menos de las que veía en su vida, y comenzó sentir que había algo más que había pasado por alto, que perpetuaba la normalidad en la escena musical, que dejaba fuera a las mujeres. Dentro de su propia lucha, y también a partir su inquietud artística, se unió a las filas de Sisterhood. Además, escribe poemas que a veces recopila en ediciones hechas a mano para regalar a sus amigas. Otros se convierten en collages sobre cartón en nuestra sección Flor de Calabaza. Como batería, Sandra es de las mejores: toca con un sonido cálido y especial; es original, es precisa y creativa; además también canta y toca la guitarra, ahora desde su hogar temporal, Edimburgo.

Kim, como en las dos cartas anteriores, vamos a seguir reflexionando a partir del siguiente fragmento de tu libro:

“Hombres tocando. A mi me encantaba la música. Fuera lo que fuese que sintieran los hombres cuando estaban juntos en el escenario, yo quería verlo de cerca, quería repasar a tinta ese algo invisible. (…) Viéndolo con perspectiva, ese es el motivo por el que entré en un grupo, para poder integrarme en esa dinámica masculina y poder mirar hacia fuera, en lugar de tener que mirar hacia dentro a través de una ventana cerrada”. Kim Gordon, La chica del grupo (Editorial Contra, 2015).

Y ahora te transcribo el diálogo con Sandra, ¿vale? Espero que te resulte interesante. Muchos besis,

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Sandra, en la izquierda, junto a Agnes en acústico.

LA ENTREVISTA

Se nos exige que demostremos que podemos hacerlo bien o si no, muchas veces nos ven como objetos de decoración

Pregunta: ¿Cómo fue tu toma de conciencia feminista en relación con la música?
Respuesta: Empecé a tocar música desde muy pequeña, así que hay ciertas cosas que no empecé a pensar hasta que fui más mayor. Es verdad que cuando iba a clase o bien eran todo chicos o bien las chicas que había eran cantantes o pianistas, pocas había baterías o bajistas etc. Los últimos años que estuve en la escuela municipal (allá por 2009 o así) sí que había muchas más chicas tocando otros instrumentos que no fuesen piano o voz.

P: ¿Qué referencias tenías entonces?
P: Cuando empecé a tocar era pequeña y me gustaban grupos como EBS [Ella Baila Sola], donde eran mujeres las que cantaban y tocaban (¿y componían? No sé), cuando empecé a investigar y mi hermana me empezó a enseñar música menos comercial que le gustaba a ella, sí que me di cuenta de que había poquísimas mujeres que formaban parte de esos grupos, y menos aún que se dedicasen a la producción. Aún así, nunca me he sentido coartada a la hora de tocar, además mi hermana también tocaba en grupos con otras chicas, así que no me parecía raro, ¡lo normal para mí era ver bandas con mujeres! Soy una suertuda, ¿no?

Sandra, en un concierto con Srta Uva

Sandra, en un concierto con Srta Uva

P: Y fuera de tu experiencia, en general, ¿crees que la música alternativa es un espacio que invita a las mujeres a participar?
R: Creo que invita más a los hombres porque a nosotras parece que se nos exige que demostremos que podemos hacerlo bien o si no, muchas veces nos ven más como objetos de decoración que como creadoras y artistas.

P: ¿Crees que nos sentimos apeladas como parte de la escena, tanto como emisoras como receptoras?
R: Muchas veces no. No quiero decir un no rotundo porque no lo siento así, a lo mejor es por el ambiente en el que estoy, donde conozco muchas chicas que tocan, que organizan conciertos etc. pero también chicos que me respetan como música. Sí es verdad que ser mujer y estar en una banda puede ponerte en situaciones muy incómodas (lo que dije antes de tener que demostrar, comportamientos paternalistas, comentarios machistas etc.) y eso puede echar para atrás a algunas personas que no quieran tener que pasar por eso o que se cansen. Además, creo que cuando empiezas sí puedes notar que el ambiente es todo masculino y masculinizado y que una no encaja ahí del todo y tiene que abrirse paso.

P: ¿Has vivido alguna experiencia de este tipo?
R: Yo lo que más me he encontrado y sufrido son los comentarios de promotores de conciertos, dueños de salas, técnicos de sonido o miembros de otras bandas que me dan a entender (a veces sutilmente, pero otras no tanto) que soy una chica y que por eso, por ejemplo, no tengo fuerza para tocar la batería, o no sé montarla, o tienen que tratarme con mucho cuidado por si me rompo. Otras veces, pasan directamente a los piropos chungos etc.

 [El encargado de una sala] nos dijo “pero no os preocupéis, que si no llenáis la sala, os ponéis unas minifaldas y listo”

P: ¿Recuerdas alguna anécdota concreta?
R: Me acuerdo cuando Señorita Uva empezamos a mirar Hangar 19 para ver si ensayábamos allí y fui con Sara [Uve, la guitarrista de Señorita Uva entonces, y ahora cantante y guitarrista en Árida] y el dueño del local se lució. Primero nos preguntó que qué música hacíamos, que si hacíamos pop y se puso como a tararear música así suave y bonita. Y Sara y yo le dijimos, no, no, más bien rock, y el hombre nos miraba alucinado. Poco después, cuando le dije que yo tocaba la batería me dijo que había un chaval que daba clases de batería allí en Hangar, y que me pasaría su número porque probablemente las necesitaría. Flipa. Así que hay ciertos tipos de géneros musicales y de instrumentos en los que parece que una chica no tiene nada que hacer. Tengo otros ejemplos como el comentario que nos hizo el tipo de la sala Orange (ya no sé si se llama así) a Sara y a mí cuando fuimos a preguntarle condiciones para tocar; nos las contó y luego nos dijo “pero no os preocupéis, que si no llenáis la sala, os ponéis unas minifaldas y listo”. Nunca tocamos allí, claro. Otra vez, en la calle, hablando con un señor que trabajaba de músico profesional o en un estudio de grabación, no recuerdo, tuve una discusión porque me dijo que una chica que tocaba la batería “no podía tener el mismo flow que un chico”, que era “cuestión de sexo”.

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P: ¿Cómo crees que se puede cambiar esta realidad? ¿Cómo evitar esos comentarios?
R: Para mí es algo contradictorio. Por un lado diría, demostrándoles lo que valemos. Pero me jode tener que demostrar nada. Así que diría que conquistando espacios que ahora están colonizados por hombres, y además, por hombres machistas y chungos. No dejando que un comentario te amargue, se puede intentar explicar al otro o lo que sea, o ignorarlo o mandarle a la mierda y seguir a lo nuestro. Tocar, crear, montar conciertos, grabar a grupos, producirlos etc. Creo que la única manera de revertir es tocar y tocar y que la cosa se normalice.

P: ¿Cómo lo has llevado tú?
R: Yo he seguido tocando y haciendo lo que quiero y me apetece, aunque “la batería sea un instrumento de chicos”, aunque “una chica no tenga el mismo flow tocando que un chico”, aunque “ui, eres muy pequeña, no vas a tener fuerza para tocar”. Los tontos son ellos si se creen que son los únicos que pueden hacer ciertas cosas, ¡y todo lo que se están perdiendo! Hay que conquistar espacios. (aunque estos comentarios, como ves, no se me olvidan, porque duelen y dan rabia)

 Los tontos son ellos si se creen que son los únicos que pueden hacer ciertas cosas, ¡y todo lo que se están perdiendo!

P: ¿Se te ocurre alguna estrategia conjunta para fomentar que más y más mujeres se interesen por la música?
R: Proyectos como el de Sisterhood y otros por el estilo son una buena forma de dar voz grupos donde tocan chicas, grupos con mensajes feministas etc.

P: ¿Quieres hacer algún otro comentario al respecto?
R: Estas cartas a Kim también me parece una buena manera de contar situaciones que para nosotras son muy comunes pero que los chicos (y los chicos músicos) no se paran a pensar que o que es el pan nuestro de cada día o que incluso ellos pueden estar reproduciéndolos.

* Es importante tener en cuenta que las personas que participan en estas entrevistas son músicas en activo, son las que sí están ahí, por lo que, de alguna manera han conseguido traspasar las barreras invisibles de las que hablamos o, incluso, gracias a un entorno o educación privilegiada, no los han sufrido. Por tanto, no vamos a poder describir el fenómeno en su plenitud. Si tú tienes algo que añadir, por favor, háznoslo llegar a sisterhood.mad@gmail.com

Kartas a Kim es un diálogo ficticio con Kim Gordon (Sonic Youth, Body/Head) a través del libro La chica del grupo (Editorial Contra, 2015). Con un té de ginseng en la mano, nos centramos en la relectura con perspectiva de género de sus experiencias en la música independiente desde los 80, y tratamos de responder preguntas como: ¿Qué significa para Kim Gordon ser la chica del grupo? ¿Cómo ha sido la experiencia de una de las grandes estrellas del rock alternativo de los 90? ¿Nos dice eso algo sobre el panorama general?

Kartas a Kim #3.2. Barreras y asedio. Sí, este también es nuestro sitio. Ft: Elia Maqueda

Entrevista a Elia Maqueda, música, poeta, traductora.

“Abogo firmemente por una nueva ola de riot grrrls”

 

Elia teclista y cantanta

Elia teclista y cantanta

Ágata Ahora. En torno a la música alternativa parece alzarse una barrera invisible que reza “girls are not aloud”. Estos obstáculos operan de forma diferente en cada persona, en función de sus circunstancias, de su personalidad, de sus condiciones… y quién sabe de qué otros factores. Kim Gordon fue una de las que penetró dentro de esos límites. Elia Maqueda (Medelia, Agnes) también lo ha hecho –es más, no solo en la música, también en la poesía, en la traducción de vieojuegos, de cómics… Hoy nos lo cuenta.

Querida Kim,

Espero que todo vaya bien. En esta carta, como en la anterior y en la siguiente, tenemos invitada, al hilo del fragmento de tu libro que corto-pego abajo (*). Pero antes de nada, las presentaciones:

 

ELIA MAQUEDA// MEDELIA, AGNESelia

Elia Maqueda es mi cantante favorita. Ale, ya lo he dicho. Admito que no soy del todo objetiva, claro, porque es la cantante-teclista de Agnes, donde yo soy cantante-guitarrista. Pero hay mucha gente que estará de acuerdo conmigo, si no, basta escuchar la delicia de Non-places, el último disco que grabó con Medelia, en 2012, antes de su disolución. La primera vez que yo la vi recitaba, no cantaba (bueno, sí cantaba pero con ritmo hablado), luminosa como un amanecer en el mar. Entonces recitaba poemas de Papilas analógicas. Paisaxe sur tex (Progesele/Diminutos salvamentos, 2014), junto a Ana Cibeira y Davidia Martín Saornil. Elia es traductora, poeta, música y una de las personas más bellas que he conocido, aunque en esta entrevista hablaremos principalmente de su relación con la música y su escena, y no tanto de la hermosura.

(*) EL FRAGMENTO DEL LIBRO

“Hombres tocando. A mi me encantaba la música. Fuera lo que fuese que sintieran los hombres cuando estaban juntos en el escenario, yo quería verlo de cerca, quería repasar a tinta ese algo invisible. (…) Viéndolo con perspectiva, ese es el motivo por el que entré en un grupo, para poder integrarme en esa dinámica masculina y poder mirar hacia fuera, en lugar de tener que mirar hacia dentro a través de una ventana cerrada”. Kim Gordon, La chica del grupo (Editorial Contra, 2015).

A continuación te trascribo lo que nos contamos, por escrito. Ya me dirás que te parece.

Muchos besos,

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LA ENTREVISTA.

Recuerdo ver a Nosoträsh y pensar que tenía que ser estupendo tener un grupo con amigas, pero siempre me pareció una quimera

Pregunta: ¿Recuerdas alguna experiencia como observadora de chicos tocando, antes de empezar a tocar tú? ¿qué pensabas entonces?
Respuesta: Yo pensaba sencillamente que anda que no molaría estar ahí arriba. Me daba mucha envidia e, igual que Kim, quería participar desde dentro. Pero a la vez saltaba a la vista que era un mundo muy de chicos. Siempre me ha gustado mucho el pop, y recuerdo ver a Nosoträsh y pensar que tenía que ser estupendo tener un grupo con amigas, pero siempre me pareció una quimera. Ahora reflexiono y me pregunto por qué me parecía algo tan difícil de conseguir: solo había que hacerlo.

P: ¿Crees que la música alternativa es un espacio que invita a las mujeres a participar?
R: Creo que es un espacio peligroso, porque aparentemente podría parecer más abierto pero luego no lo es en absoluto. Al contrario, en ocasiones me parece que puede llegar a ser un mundo bastante más masculino que, por ejemplo, la música mainstream. Por supuesto que invita a las mujeres a participar, pero de otras formas, con otras luces y otros recovecos raros.

P: ¿Crees que las mujeres nos sentimos apeladas?
R: Yo creo que sí, o al menos quiero pensar que sí, pero a la hora de la verdad no se nos ponen las cosas fáciles. También depende de cómo lo entiendas: como intérprete y cantante sí me he sentido apelada muchas veces, no tanto así como instrumentista. Claro que eso también es algo que tenemos que revisar nosotras mismas, no lo niego, y es un trabajo individual y colectivo que debemos asumir como pendiente.

P: ¿En qué sentido?
R: En el ámbito instrumental, es un comentario habitual lo de que las chicas “tocan peor”; en cambio, se asume que cantamos mejor. Es una cuestión meramente educacional: a las chicas de mi generación no se nos daba una guitarra eléctrica, no se nos animaba a generar una voz creativa y contestataria ni a hacer ruido, y los modelos femeninos eran escasos además de prototípicos en su gran mayoría. Además, la apariencia y la estética están muy polarizadas sobre un escenario, no solo por géneros sexuales sino para empezar por géneros musicales; en la música alternativa hay mucho postureo, mucha trampa y mucho cartón. No lo digo como algo necesariamente negativo; querer proyectar una imagen es algo más que comprensible, pero tenemos que ocupar la posición de poder decidir cuál será y, sobre todo, nunca supeditar la música a la apariencia (opinión totalmente personal y cuestionable, pero es la mía).

Es la apariencia de la chica la que importa, en un caso mixto como este [Medelia], y no la del chico, Y el modelo de belleza es el que es en función a unos cánones establecidos por la industria de la moda

P: ¿Tienes alguna experiencia propia al respecto (una situación en la que se te dijera de manera más o menos clara este no es tu sitio)?
R: Más que un “este no es tu sitio”, se trata de una experiencia relacionada con la apariencia. En una conversación con una persona del mundo de la música alternativa, hablábamos de las comparaciones de mi dúo (chico/chica), con otro, también chico/chica, que había empezado a sonar en la radio y a figurar en los carteles de muchos festivales. Esta persona opinaba que nuestro dúo era musicalmente mejor que el otro, pero que la chica del otro “estaba más buena” y por eso les iba mejor. No lo dijo con mala idea, sino con rabia de que algo así ocurriera, pero el pesar de que la tiranía de la apariencia “mandaba” impregnaba el comentario y la forma de ver las cosas de aquella persona y, creo, de toda una industria, en este caso la de la “música alternativa” (sea lo que sea eso). Lo peor es que es la apariencia de la chica la que importa, en un caso mixto como este, y no la del chico, y que el modelo de belleza es el que es en función a unos cánones establecidos por la industria de la moda. En cualquier caso, lo realmente deprimente para mí fue que la imagen pesara sobre la música y que fuese, en aquel caso, la mía (o la de aquella otra chica).

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P: ¿Cómo crees que se puede revertir eso?
R: Si la exposición física en el escenario es inevitable, que lo es, para ellos y para nosotras (aunque de un modo distinto), siempre podemos callar bocas cuando nos bajemos del escenario, en lo organizativo, en el proceso de enchufar cables, en lo relativo al sonido o en cualquier otro hueco. Al final, te haces experta en esquivar ataques. La astucia siempre viene bien.

P: ¿Cómo lo hiciste tú?
R: Casi siempre trato de utilizar unos ámbitos para subvertir otros. Durante años he estado inmersa en otro mundo muy masculino como es el de los videojuegos, algo que he utilizado en conversaciones más de una vez para soltar algún zasca. Soy muy sonriente y apacible hasta que me tocan la moral y salen a relucir los paternalismos, y cuando eso ocurre soy bastante incendiaria. Quien ha discutido de estos temas conmigo no me los suele volver a sacar.

P: ¿Se te ocurre alguna estrategia conjunta para fomentar que más mujeres se interesen por la música?
R: Hay que dar ejemplo, sin lugar a dudas. Cuantos más grupos de chicas, o liderados por mujeres, alcancen la “primera línea”, mejor que mejor. Las niñas y adolescentes, o directamente nuestras propias amigas, necesitan modelos reales que seguir. Que todas nos animemos, como mínimo, a probar a montar una banda. Que luego no nos gusta, pues vale, pero no sirven los argumentos de no intentarlo porque “yo no me veo en un escenario”, “porque toco fatal” o “porque todo el mundo me va a mirar”. Hace falta una escena contundente, más mujeres haciendo ruido, del tipo que sea. Abogo firmemente por una nueva ola de riot grrrls, esta vez en una variedad aún más amplia de estilos musicales.

Hace falta una escena contundente, más mujeres haciendo ruido, del tipo que sea

P: ¿Quieres hacer algún otro comentario al respecto?
R: Solo que espero que cada vez seamos más las que asumamos nuestras virtudes, igual que nuestras incoherencias e inseguridades, y construyamos una red fuerte entre nosotras para no tener que bajar nunca la cabeza. La cabeza, como el volumen, siempre alta.

* Es importante tener en cuenta que las personas que participan en estas entrevistas son músicas en activo, son las que sí están ahí, por lo que, de alguna manera hemos conseguido traspasar los obstáculos o, incluso, gracias a nuestro entorno o educación privilegiada, no los hemos sufrido. Por tanto, no vamos a poder describir el fenómeno en su plenitud. Si tú tienes algo que añadir, por favor, háznoslo llegar a sisterhood.mad@gmail.com

Kartas a Kim es un diálogo ficticio con Kim Gordon (Sonic Youth, Body/Head) a través del libro La chica del grupo (Editorial Contra, 2015). Con un té de ginseng en la mano, nos centramos en la relectura con perspectiva de género de sus experiencias en la música independiente desde los 80, y tratamos de responder preguntas como: ¿Qué significa para Kim Gordon ser la chica del grupo? ¿Cómo ha sido la experiencia de una de las grandes estrellas del rock alternativo de los 90? ¿Nos dice eso algo sobre el panorama general?