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Kartas a Kim #8.2 Autoexigencia y cuidados

Ágata Ahora. La autoexigencia está muy presente en la construcción de la feminidad hegemónica. Entre otras cosas, en relación con los cuidados: nos enseñan a estar siempre para los demás, con la mejor de las caras, y no es una elección, es un deber. La cultura de los cuidados tiene muchas implicaciones positivas y también al hacer y compartir música, sin duda, pero… ¿puede conllevar también ciertas barreras para disfrutar y confiar en una misma?

Kim Gordon shot at the Rookery EC1

“Las primeras veces que toqué en un escenario me sentía bastante cohibida. Simplemente intentaba ser competente con el bajo, con la esperanza de que no se me rompieran las cuerdas y de que el público tuviera una buena experiencia” Kim Gordon, La chica del grupo (Editorial Contra, 2015).

Querida Kim,

Entiendo que el escenario da miedo, y supongo que las primeras veces nos pasa a tod*s, pero… ¿Tú crees que el resto de tus compañeros de Sonic Youth, especialmente aquellos que no tuvieran experiencia previa en otros grupos, sentirían algo parecido? ¿Estaría preocupados porque el público tuviera una buena experiencia, o, en todo caso por estar dando ellos una buena imagen? Y, si fuera así: ¿se sentirían también bastante cohibidos por esa situación?

En la carta anterior hablábamos de la autoexigencia brutal a la que nos sometemos las (algunas) mujeres, que, seguramente venga en gran parte determinada por el miedo al ridículo (al final, ese no es nuestro espacio, y tenemos la mirada masculina sobre nosotras, examinando cada uno de nuestros pasos), pero creo que en este fragmento añades algo interesante: los cuidados. Me refiero al cuidado como don, solidaridad, reciprocidad… no como “servicios profesionales de cuidado”. Así será en toda la carta.

Sobre el escenario, te preocupabas de ser competente y de que el público tuviera una buena experiencia. No importaba tanto pasarlo bien, trascender, ni siquiera la admiración del público, sino que ellos estuvieran bien. ¿Quieres algo de beber, un té, unas pastas? A mi también me parece importante preocuparse por el público, valorar su opinión, incluso romper la separación audiencia-artista y construir entre tod*s una experiencia compartida, plural, en la que quepan sus expectativas, no solo las que tú traías de partida. Pero eso no debe llevar a cohibirte, no debe de significar ser o sentir menos, sino al contrario. Sin embargo, parece que a veces estas consideraciones pasan por encima de nosotras.

Entre los valores de la feminidad hegemónica se encuentran aquellos relacionados “con la debilidad, la pasividad, la delicadeza, y por propender el cuidado de los otros por encima del cuidado personal” (Garzón Segura, 2015). Los cuidados pueden ser estupendos (para mí, son parte de mi filosofía de vida y herramienta clave de mi activismo) pero… ¿por encima de todo lo demás? Y, sobre todo, ¿solo provenientes de un 50% de la población? Parece que sí: “El cuidar a otros aparece como un rol netamente femenino, salvo cuando se es médico y se decide sobre la salud ajena” (Garzón Segura).

Beatriz Gimeno escribió hace unos años un artículo muy interesante al respecto, “Cuidado con el cuidado”, en el que decía: “El término [cuidado] está tan unido al componente afectivo que la palabra siempre remite a algo “bueno” y así desaparece lo que de negativo pueda tener: sacrificio, desigualdad, carga, responsabilidad, etc.”

Huelga de cuidados

Huelga de cuidados

Un concierto, o cualquier otra manifestación artística, es un proceso comunicativo (que insisto, es interesante trabajar para que sea bidireccional, horizontal y abierto), pero también es una actividad social, de encuentro. Y, en general, cuando se dirige una actividad que involucra a más gente (un concierto, un cumpleaños, una cena en un casa, un viaje…) se mantiene una cierta atención para con los demás. Eso es estupendo, pero si esta asistencia al resto se convierte en preocupación, en responsabilidad social, debería ser compartida y no considerada un valor exclusivamente femenino. Ni en un grupo musical, ni en la vida. Porque si relegamos los cuidados solo a las mujeres, estamos separando roles y añadiendo cargas, como dice Gimeno: “por la vía de la afectividad a las mujeres se nos obliga a aceptar trabajos o situaciones que nos conducen o nos mantienen en la desigualdad. En esta cultura el mundo de la afectividad es femenino”.

Yo creo en una sociedad de solidaridad, reciprocidad… pero preservar esos valores no puede ser una responsabilidad exclusiva de las mujeres, sino una parte más del pacto social. Si queremos/ necesitamos los cuidados, ¡gestionémoslo entre tod*s! Todo Sonic Youth atento del público, pendiente de que lo pasemos bien, de que la experiencia sea satisfactoria. Desde luego, tampoco debe ser una losa encima del propio bienestar, del propio deseo, para nadie. No debe ser una herramienta para tenernos sumisas y cohibidas, sino una elección de quién decida asumirla. Afirma Gimeno: “Relativo al componente afectivo que necesariamente va implícito en el concepto de “cuidado” éste conlleva, casi de manera automática, un componente ético que no es obligatorio asumir o compartir. Cuidar puede ser mejor o peor, pero no es ni debe ser obligatorio, dependerá de las condiciones y circunstancias de cada persona; las mujeres tienen derecho a no cuidar si no quieren hacerlo y por cierto que eso no invalida su derecho a ser cuidadas cuando lo necesiten”.

Estas son las referencias que aparecen en el texto, por si te aparece leer más:

Anni Marcela Garzón Segura. Masculinidad y feminidad hegemónicas y sus consecuencias en la salud de hombres y mujeres. Al Sur de Todo, 2015.

Beatriz Gimeno, Cuidado con el cuidado. Beatrizgimeno.es, 2012.

 

Kim-Gordon-Girl-In-A-Band-608x914Kartas a Kim es un diálogo ficticio con Kim Gordon (Sonic Youth, Body/Head) a través del libro La chica del grupo (Editorial Contra, 2015). Con un té de ginseng en la mano, nos centramos en la relectura con perspectiva de género de sus experiencias en la música independiente desde los 80, y tratamos de reflexionar a partir de preguntas como: ¿Qué significa para Kim Gordon ser la chica del grupo? ¿Cómo ha sido la experiencia de una de las grandes estrellas del rock alternativo de los 90’s? ¿Nos dice eso algo sobre el panorama general?